Medicina

Investigadores asocian la pérdida de peso repentina con mayores probabilidades de sufrir cáncer

Un nuevo estudio revela que esta súbita pérdida de grasa corporal es un síntoma del desarrollo de ciertos tipos de cáncer

Aunque normalmente relacionamos la pérdida de peso con buenas noticias, la realidad es que en ocasiones puede implicar lo opuesto. Una investigación del Centro Oncológico de Dana-Farber (Boston, Estados Unidos), realizada con más de 150.000 participantes a lo largo de cuatro décadas, ha comprobado que aquellos pacientes que experimentaron una pérdida involuntaria de peso contemplaron un mayor riesgo de contraer algunos tipos de cáncer durante el año siguiente.

Hasta ahora, la pérdida de peso durante el cáncer estaba identificada como uno de los síntomas presentes en etapas más avanzadas de la enfermedad. Los resultados de esta investigación demuestran, en cambio, que esto puede ocurrir mucho antes de que siquiera comience a manifestarse la patología.

Los individuos que sufrieron esta bajada de peso repentina son más susceptibles a desarrollar tumores del tracto gastrointestinal superior como puede ser en el esófago, estómago, hígado y páncreas. Asimismo, también es indicativo del desarrollo de tumores hematológicos (como la leucemia o los linfomas) y otras afecciones como el cáncer de pulmón y el colorrectal. De esta forma, quedan libres de esta relación otro tipo de cánceres como pueden ser el de mama, el cerebral o los melanomas.

Una investigación longeva

El estudio, que se publicó en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense, se dividió a su vez en dos proyectos simultáneos. Por un lado, se investigó la salud de enfermeras entre los 30 y los 55 años de edad desde 1976; por otro se incluyó a los profesionales de salud masculinos entre los 40 y los 75 años a partir de 1986. El seguimiento de estos participantes tuvo lugar hasta 2016, informando cada dos años de su estado a partir de la fecha en la que se comenzó su seguimiento.

Tras estos dos años se sometía a los pacientes a un cuestionario en el que se registraba su peso del momento, así como las conductas y actitudes que promovían dichos cambios de peso. Se realizó una calificación para cada participante: se denominaban «altas» aquellas conductas que implicaban un cambio en la dieta y el aumento de actividad física; «medias» si realizaron solo una variación; y «bajas» si no llevaron a cabo ningún tipo de cambio.

«Si está perdiendo peso y no está tratando de perderlo haciendo cambios en su rutina de ejercicios o dieta, debe consultar a su médico para considerar las posibles causas», afirma el investigador y oncólogo Brian M. Wolpin, director del servicio gastrointestinal del Dana-Farber. Aún así recalca que la pérdida de peso puede deberse a muchos factores y no únicamente al estadio temprano de algunos tipos de cáncer: «Hay muchas condiciones que pueden resultar en una pérdida de peso inesperada, debe ser el especialista quien determine si hay algo que necesite evaluación». No obstante, gracias a este estudio se prevé que puedan detectarse los tumores de forma prematura, con la finalidad de poder actuar a tiempo.

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