¿Por qué se nos pone la piel de gallina con la música?
Desde escalofríos hasta lágrimas, la música puede provocar reacciones físicas sorprendentes
Lo que nos gusta la música y escribir sobre ella. Se trata de un fenómeno curioso a la vez que fascinante, escuchamos una canción y de repente, una emoción recorre nuestro cuerpo. Se nos eriza la piel y aparecen los famosos escalofríos musicales. ¿Por qué sucede esto?
La ciencia ya tiene alguna respuesta respecto a la pregunta, y lo que han encontrado es sorprendente como la experiencia. La piel de gallina, también conocida como piloerección, es un reflejo primitivo que nuestros cuerpos han heredado de nuestros ancestros mamíferos. En su forma original, esto servía para hacer que los animales parecieran más grandes en situaciones de amenaza, o para conservar el calor levantando el vello corporal. Sin embargo, en los humanos, el reflejo persiste pese a que no dependemos del vello corporal para esas funciones. Es una forma en la que nuestras emociones más profundas se expresan físicamente.
La música como estímulo emocional poderoso
La música tiene una capacidad única para activar áreas del cerebro relacionadas con la emoción, la memoria y la recompensa. Así, cuando escuchamos una canción que nos conmueve, especialmente si incluye cambios inesperados como un crescendo o una entrada vocal poderosa, el cerebro responde de manera intensa. Estudios con neuroimagen han demostrado que estos momentos activan el sistema de recompensa del cerebro, en particular una región llamada el núcleo accumbens, que también responde a placeres como la comida, el sexo o algunas drogas.
Este sistema libera dopamina. Lo más interesante es que no solo sentimos placer mientras ocurre el momento musical intenso, también anticiparlo puede producir una respuesta física como los escalofríos o la piel de gallina. Es decir, nuestro cerebro se emociona esperando ese momento especial en una canción, aunque ya la conozcamos.
No a todo el mundo le pasa
Aunque muchas personas han experimentado escalofríos con la música, no todos son igualmente susceptibles. Algunas investigaciones indican que este fenómeno es más común en personas con una alta capacidad de empatía o con una conexión emocional fuerte con la música. También influye el contexto, por ejemplo, si estamos en un momento emocionalmente receptivo, más propensos a la nostalgia o la introspección, la música tiene más probabilidades de tocarnos profundamente.
Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que las personas con una estructura cerebral particular, específicamente, una mayor densidad de fibras entre la corteza auditiva y las áreas relacionadas con la emoción, eran más propensas a tener reacciones físicas intensas a la música. En otras palabras, quienes tienen un “cableado” especial entre el oído y el corazón pueden experimentar la música con mayor profundidad emocional.
El poder del momento musical
Los momentos que desencadenan la piel de gallina no son aleatorios. Los compositores suelen usar ciertos recursos que sabemos que nos afectan: el uso del silencio antes de una explosión sonora, una nota inesperada en una progresión armónica, la entrada de un coro repentino o la ruptura de una melodía familiar.
Por ejemplo, el famoso crescendo en el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven o los cambios armónicos sorpresivos en canciones de artistas como Radiohead o Adele, pueden causar reacciones viscerales. Son momentos que combinan anticipación, sorpresa y significado emocional, una combinación perfecta para disparar una respuesta física intensa.
Una emoción universal y muy humana
Lo más fascinante de todo esto es que la piel de gallina por la música trasciende culturas, géneros musicales e idiomas. Personas de distintas partes del mundo, con gustos musicales muy diversos, reportan este fenómeno. Eso sugiere que la conexión entre la música y las emociones humanas es algo profundamente enraizado en nuestra biología y cultura.
Escuchar música puede ser una experiencia profundamente personal, pero también es una de las pocas formas de arte que une a millones de personas a través de una reacción física compartida. En un mundo donde muchas veces las palabras no alcanzan, la música logra expresar lo inefable. Y cuando una canción logra tocarnos tan profundamente como para erizar nuestra piel, estamos ante una señal clara de que, por un momento, mente y cuerpo se han alineado para sentir algo auténtico y universal.