Investigación

Cuatro de los hongos más peligrosos para la salud

Según la OMS, hay 19 hongos infecciosos que son los más peligrosos para la salud pública y alerta de una presencia en pacientes cada vez más común

La OMS asegura además que los tratamientos para esos casos de infección no están del todo desarrollados. Tampoco tienen un sistema de diagnóstico rápido ni están accesibles en todos los países.

Las infecciones de estos hongos se están incrementando debido al aumento de viajes internacionales y al cambio climático, ascendiendo el número de infecciones en hospitales, según los expertos de la OMS. Además, advierten de la resistencia de estos hongos a ciertos tratamientos, lo que puede provocar un mayor riesgo de desarrollo de especies de hongos más peligrosas.

Según la organización, estas infecciones reciben poca atención y tienen pocos recursos. El uso inadecuado de medicinas fungicidas está siendo un problema al desarrollar especies más resistentes a esos tratamientos. Actualmente, en el mercado hay cuatro clases de medicinas fungicidas, con muy pocas más en procesos de investigación.

Los hongos están divididos en tres categorías según su nivel de riesgo para los seres humanos, y cuatro de ellos son considerados de especial peligrosidad:

  • Aspergillus fumigatus. Este hongo es principalmente dañino en personas inmunodeprimidas. Afecta principalmente a los pulmones y cada vez es más resistente a un grupo de fungicidas llamado azólicos.
  • Criptococcus neoformans. Este hongo suele infectar el cerebro y puede causar neumonías agudas y meningitis. La infección por VIH es el principal factor de riesgo a nivel mundial, además de ser la primera causa de muerte en este grupo.
  • Albicans y Auris. Estos dos hongos del género cándida pueden causar infecciones vaginales, orales o intestinales. El cándida Albicans puede matar del 20 al 50% de las personas a las que afecta. El cándida Auris es un patógeno muy reciente y es resistente a la gran mayoría de tratamientos.

Estos cuatro hongos, en sus formas más invasivas, pueden ser muy graves para personas de riesgo como enfermos de cáncer, personas que han recibido un órgano trasplantado, seropositivos, infectados de tuberculosis o personas con enfermedades respiratorias crónicas.

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