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¿Cómo beneficia escuchar música a nuestra salud?

La escucha activa de música ofrece grandes beneficios para el bienestar tanto físico como emocional de aquellos que recurren a ella

La música es uno de los mejores inventos de la humanidad. Da igual la forma, la antigüedad o el género, todo el mundo a lo largo de la historia ha disfrutado de ella. Es un arte que nos acompaña de forma pasiva además: puedes ir de compras o a un restaurante y es bastante posible que exista un hilo musical de fondo. También de forma activa: coges el coche y pones la radio; vas al gimnasio y te pones tus auriculares. También es un lenguaje, es una forma de expresarse. Existe música para expresar rabia, para volcar tus sentimientos o simplemente para dar las gracias por estar vivo. En conclusión, la música es sinónimo de la raza humana y uno de sus mayores hitos.

Además de todo esto, la música también puede utilizarse de forma terapéutica. Y es que la música tiene grandes beneficios para nuestra salud, tanto física como mental. A continuación dejamos una selección de ellos.

Gran aliada de la salud mental

Por un lado, la música puede servir para mejorar el estado de ánimo, aumentar la confianza y reducir el estrés y la ansiedad. Por otro lado, puede servir como catarsis en momentos de ira. Y es que, ¿a quién no le relajaría cantar algo a pleno pulmón? La música además alivia el cansancio y el ruido mental, con lo cual puede ser una gran terapia en momentos de desaliento.

Su rol en el control de la ansiedad es clave. Además de ayudar a evadirse, la música puede suponer una gran herramienta para la relajación, tal y como demostró un estudio publicado en la revista AORN en 2008. Una gran ventaja que tiene, además, es que se puede escuchar en cualquier momento: en una pausa, mientras realizamos tareas menores o más automáticas o mientras volvemos a casa en el coche.

Calma el dolor

Más allá de los beneficios psicológicos que puede tener, la música también puede afectar positivamente al organismo. La musicoterapia, de hecho, tiene como fundamento esto último: gracias a ella el cuerpo libera endorfinas, que combaten la sensación de dolor. Puede ayudar a reducir el dolor crónico y posoperatorio, ayudar a la anestesia durante la cirugía o complementar otras intervenciones como los partos, por ejemplo. Además, ayuda notablemente a los pacientes con migrañas, puesto que puede reducir la intensidad y duración del dolor craneoencefálico.

Mejora la presión arterial

Estrechamente relacionado con la reducción del estrés, la música relajante puede ayudar a frenar la presión arterial, especialmente si son situaciones de estrés e incluso si el paciente padece hipertensión previa. Así lo demostró un estudio del 2003, que confirmó que la música tranquila tiene la capacidad de reducir la presión arterial y mantenerla baja. Asimismo, otro estudio publicado en el British Journal of Health Psychology en 2004 corroboró que la música permite recuperarse de una frecuencia cardíaca alta más fácilmente que sin hacer uso de ella.

Potencia la memoria, el aprendizaje y el rendimiento

La música tiene el poder de estimular el cerebro. Al escuchar música se activa el hemisferio derecho de nuestro cerebro, mientras que el estudio, por su parte, activa el hemisferio izquierdo. El trabajo simultáneo de ambos hemisferios cerebrales hace que, para muchas personas, estudiar con música de fondo sea hasta más sencillo que estudiar sin ella. Esto también es aplicable a actividades como tocar un instrumento, algo especialmente beneficioso para la actividad cerebral puesto que obliga a la persona a usar ambos hemisferios de forma simultánea, facilitando el proceso de información.

Además, gracias a elementos de la música como el ritmo o la melodía pueden ayudar a la mejora de la concentración y la memoria. La música de ritmos rápidos ayuda a enfocar los pensamientos, mientras que la de ritmo lento potencia nuestra creatividad y permite centrarse durante periodos más largos de tiempo.

Compañía perfecta para la actividad física

Escuchar música es, además, una actividad perfecta para realizar mientras se hace deporte. Y es que no solo de estudio y salud mental vive el hombre: la forma física es también importante. Además de para animarnos -tal y como avisábamos al principio- la música con tempo más rápido ayuda a reducir la fatiga y el cansancio y aumenta nuestra productividad.

Basta con pasarse por cualquier clase en un gimnasio para observar a la gente realizando una misma actividad al ritmo de una melodía concreta. Esto se debe a que la realización de ejercicio mientras se escucha música mejora notablemente la coordinación de movimientos. Tal es el caso que, además, numerosas terapias de rehabilitación física incluyen actividades con hilo musical.

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