Investigación

The Lancet publica un estudio que eleva a 18 millones el número de muertes por COVID

El número de muertes por coronavirus sigue siendo una incógnita más de dos años después del inicio de la pandemia. El miedo de los políticos a que los datos de muertos por COVID les salpicase, hizo que los científicos no tuviesen datos reales. Y con esto, una mala gestión detrás de otra.

¿Alguna cifra ha sido real desde entonces?

La revista médica The Lancet, ha publicado un estudio que multiplica por 3 el exceso de mortalidad en todo el mundo. Esto significa que, los 5,94 millones de muertes por COVID se convierten en 18,2 millones de personas fallecidas por coronavirus desde el inicio de la pandemia.

Según el estudio, España se encuentra entre los 21 países con peores cifras, elevando el número de muertes a 162.000.

Como bien inicia The Lancet el estudio, “las estadísticas de mortalidad son fundamentales para la toma de decisiones en salud pública”.

¿Cómo se ha hecho el estudio?

Los investigadores del estudio recopilaron información sobre la mortalidad por cualquier causa en 74 países y 266 ubicaciones subnacionales. Así, incluían la cifra de muertes que daban los gobiernos semanal o mensualmente por todas las causas durante el tiempo de pandemia, y hasta 11 años antes.

La fórmula que utilizaron fue la siguiente: mortalidad observada menos mortalidad esperada. ¿Cuál es el problema? Que los registros de mortalidad están incompletos en todo el mundo, por lo que los investigadores crearon un modelo estadístico que predijo la tasa de exceso de mortalidad para los lugares en los que no había datos de mortalidad por cualquier causa.

Los peores datos se encuentran en 21 países, cuya tasa de mortalidad supera las 300 muertes por cada 100.000 habitantes. Y sí, España se encuentra ahí dentro, su tasa de mortalidad está en 342 muertes por cada 100.000 habitantes.

Para poder ver el impacto de este tema en la salud pública, y poder gestionarla de la mejor manera posible, es necesario tener un control estricto del número de defunciones. De esta forma, se puede tener un seguimiento y una correcta gestión política de esta y otras futuras pandemias.

El número de muertes por COVID debería, y recalcamos, debería ser un indicador 100% fiable para así, poder rastrear la pandemia y ver en qué situación se encuentra. Pero el estudio de The Lancet, ha demostrado que ese número de defunciones solo era una “pequeña” parte en comparación con la cruda realidad.

Los datos de la pandemia son aún peores

Como hemos mencionado, la parte que las instituciones han mostrado sobre el número de muertes por COVID es eso, una pequeña parte de lo que es la realidad.

El exceso de mortalidad se calcula de la siguiente manera: el número total de muertes durante la pandemia, por todas las causas, menos el número de muertes que se esperarían sobre la base de las tendencias pasadas.

¡Sorpresa! Los investigadores encuentran enormes brechas entre las muertes reales y el exceso de muertos que oficialmente se han relacionado con la pandemia de COVID-19.

¿Por qué hay tanta diferencia entre el exceso de mortalidad y las muertes por COVID notificadas?

Puede darse por dos motivos, el primero, por un diagnóstico insuficiente por pruebas insuficientes; y segundo, por una mortalidad superior a la esperada por otras enfermedades debido a las complicaciones de la pandemia, el confinamiento y la saturación de los servicios de salud.

Según el estudio, las diferencias entre los datos oficiales y los datos reales podrían darse por varias razones:

  • En primer lugar, los sistemas de informes de atención médica generalmente no enumeran la COVID-19 como la causa de muerte sin una PCR positiva. Y eso reduce mucho la incidencia en los países que por una u otra razón hicieron pocas pruebas.
  • En segundo lugar, los sistemas nacionales para registrar las muertes varían en su calidad y amplitud, y cada uno decidió contar como creyó conveniente lo que era una muerte por COVID-19.
  • En tercer lugar, podríamos incluir las consideraciones políticas, que en algunos lugares parecen haber impedido la notificación precisa de las muertes imputables al coronavirus.

Este estudio ha proporcionado una evaluación más precisa de lo que ha supuesto el impacto de la mortalidad total de los dos años de pandemia COVID. Y como se ha mostrado, con datos muy por encima de los proporcionados de manera oficial en diferentes lugares.

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