A continuación dejamos una serie de recomendaciones para ayudar a sobrellevar esta enfermedad

En 2005 la compañía de viajes Sky Travel acuñó en una campaña publicitaria el término «Blue Monday» -literalmente lunes triste en inglés- para referirse al tercer lunes de enero como el día más triste del año. Aunque el término no tiene un respaldo científico, la realidad es que con la cuesta de enero muchas son las personas que ven afectada su salud mental. El final de las vacaciones, el comienzo del año, la vuelta a la rutina o la frustración de los propósitos de año nuevo contribuyen al malestar emocional.

Pero, ¿qué podemos hacer si una persona cercana a nosotros tiene estos problemas de salud mental? Tratar con la depresión es una cuestión delicada, ya que debe realizarse teniendo en cuenta el estado de la otra persona. Si además el afectado es una persona de nuestro entorno, la frustración que podemos sentir al no lograr resolver su situación puede sobrellevarnos. Por ello, a continuación dejamos una serie de consejos para gestionar esta situación.

Escuchar, no juzgar

A las personas con depresión hay que dejarles expresarse. Es normal que alguien que sufre este trastorno pueda estar más irritable o tenga pensamientos derrotistas. Sin embargo, no debemos jamás ponernos a la defensiva. Escuchar y darle a nuestro ser querido un apoyo puede hacer una diferencia grande. Ayudar a alguien a externalizar como se siente es el primer paso para comprender mejor su situación.

Los pensamientos autolesivos, tema serio

Uno de los síntomas más recurrentes de la depresión son los pensamientos suicidas y autodestructivos. En ningún caso deben desestimarse si la persona en cuestión los expresa. Debe instarse al afectado a hablar sobre ello abiertamente -una vez más, sin juzgar- y a buscar ayuda profesional en caso de que la situación empeore.

Fuera todas las expresiones negativas

¿Quiénes no hemos oído alguna vez frases del tipo «El que quiere, puede», «Anímate, hay gente que está peor que tú» o «Estás así porque quieres»? Estas expresiones, que caen en la categoría de lugares comunes, son además terriblemente nocivas para la gente con trastorno depresivo. La depresión es una enfermedad, la persona que la padece no está así porque quiera. Es evidente que si estuviese en su mano nadie estaría en esa situación.

Las expresiones de esta índole realmente lo único que hacen es reflejar nuestro malestar y frustración por el estado del otro. Y se nota. En ningún momento debemos hacer ver que la otra persona es una molestia o que nos incomoda: eso sólo ahonda aún más en sus sentimientos de desesperación.

No ordenes, actúa

«Tienes que salir más», «Búscate un hobby«, «Sal a divertirte» y otras frases suelen ser otros grandes clásicos. Sin embargo, la realidad es que hacen recaer la responsabilidad en el afectado. Como ya hemos advertido previamente, la persona que sufre depresión no es culpable ni responsable de su estado. En lugar de ordenar a la otra persona lo que debe o no debe hacer, es preferible estar con ella y proponerle hacer actividades juntos. Un paseo, ir al cine, a cenar… Cualquier acto que traiga dinamismo al día a día de esa persona puede ser increíblemente beneficioso.

Los profesionales y los fármacos existen por algo

A pesar de todo lo dicho con anterioridad, jamás debemos olvidar que no somos psiquiatras: aunque podamos ayudar a nuestro ser querido en su vida diaria, jamás podremos ofrecerle ayuda desde un punto de vista médico. Esa es la responsabilidad de los profesionales. Jamás debemos desmotivar el recibir ayuda de un psiquiatra o el tratamiento médico. Al fin y al cabo esto es una enfermedad y, como tal, requiere de un procedimiento para superarse.